La basura se amontona en las esquinas de El Campamento Esperanza. La vida encima de las piedras robadas a las entrañas de la mina San José llega a su fin. Las casas rodantes, las tiendas de campaña y las personas abandonan la ciudad que presenció el rescate minero más importante de los últimos tiempos, el de los 33 heroes de Atacama.
Las familias de los mineros cumplieron la promesa de que no se irían hasta que saliera el último de sus seres queridos. Ahora quieren cumplir otra, que los que estuvieron atrapados durante casi 70 días a 700 metros de profundidad, vean el campamento desde donde el mundo entero estuvo pendiente de su rescate. La esperada cita se producirá el domingo, día en el que algunos mineros acudirán a El Campamento Esperanza para verlo.
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